viernes, 7 de enero de 2011

LA FAO RECLAMA POR LA DIVERSIDAD GENETICA



La patata, tubérculo originario de los Andes y del que existen más de 5.000 variedades, es una solución viable para mitigar el hambre y la pobreza extrema, según los expertos congregados desde hoy en torno a un gran foro organizado por la ONU en la ciudad peruana de Cuzco.


Bajo el lema 'La Ciencia de la Papa para los Pobres: Desafíos para el Nuevo Milenio', el director general de la Organización de las de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Francisco Graziano da Silva, dio la bienvenida a más de un centenar de científicos a este evento celebrado en el marco del Año Internacional de la Papa.

Arropado por la directora del Centro Internacional de la Papa (CIP), Pamela Anderson; el responsable de Desarrollo Agrícola y Rural del Banco Mundial, Jurgen Voegele; y el ministro peruano de Agricultura, Ismael Benavides; Graziano da Silva explicó que el objetivo es incrementar la producción y el consumo de patata en las naciones en desarrollo, pero también proteger su biodiversidad.

Con el esfuerzo de los productores, los sectores público y privado y la sociedad civil y científica se podrá 'vencer la única guerra que merece la pena: la guerra contra el hambre', aseveró, al remarcar que el tubérculo es 'pieza clave de la seguridad alimentaria'.

La papa o patata es el tercer cultivo que más se utiliza como alimento, por detrás del arroz y el trigo, y 'produce más comida y utiliza menos tierra que cualquier otro', según Graziano da Silva, quien dijo que en 2005 se consumieron 220 millones de toneladas.

Estos datos avalan que 2008 haya sido declarado por la ONU el Año Internacional de la Papa: 'es una oportunidad única para trabajar' en la lucha contra el hambre y la extrema pobreza, el primero de los objetivos del Milenio marcados para el 2015, de acuerdo al alto funcionario de la FAO.

Pero hay desafíos y para 'seguir ese camino exitoso' Graziano da Silva planteó 'sembrados limpios, semillas certificadas, variedades resistentes a la sequía que permitan mejorar el contenido nutricional y reducir el uso de agroquímicos'.

Otra preocupación de la comunidad científica es la conservación de los recursos genéticos: 'La historia de la papa nos alerta sobre la necesidad de mantener la diversidad genética', manifestó el representante de la FAO cuando recordó que 'la hambruna del mundo en la mitad del 1800 fue consecuencia directa de la poca variedad de papa que no había tenido resistencia a las plagas y enfermedades'.

'La biodiversidad está en peligro, muchas especies se han perdido y otras están amenazadas por el cambio climático', alertó.

En términos similares se expresó el representante del Banco Mundial, quien consideró crucial la 'colección de semillas, la gestión apropiada de los recursos naturales y el uso eficiente del agua' ante las amenazas del cambio climático, virus y enfermedades.

Abogó, asimismo, por 'reducir el uso de pesticidas', antes de concluir que el Año Internacional de la Papa ha contribuido a afianzar en las agendas oficiales la agricultura y la salud.

Los orígenes del tubérculo se remontan a hace 10.000 años en Perú. La patata se extendió por Europa gracias a las campañas militares españolas en el continente, donde pasó de ser un producto de lujo a alimentar a las clases más bajas y salvar del hambre a muchos europeos en periodos de escasez.

La directora del CIP, con sede en Lima, bautizó como 'reto cusqueño' las expectativas que ha creado esta reunión, tras insistir en que las regiones consideradas 'objetivo de la papa' son los países andinos, el Africa Subsahariana, el Sur y Sudeste Asiático y China.

Anderson constató que 'la producción agrícola ha ido pareja a la reducción de la pobreza' y por ello puso el acento en las naciones en desarrollo.

'¡Comamos más papa, no comemos suficiente, así lograremos que nuestros agricultores altoandinos tengan ingresos y salgan de la pobreza!', exclamó, por su lado, el anfitrión y ministro peruano de Agricultura, Ismael Benavides, en una rueda de prensa al término de la inauguración.

La reunión científica fue amenizada con degustaciones de tubérculos nativos de los Andes: una gran variedad en colores, sabores y tamaños presentados hervidos, en puré e incluso en forma de pan.

Un original festival en el que los invitados portaban grandes collares de estilo hawaiano hechos también a base de papa.

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