Está claro que a parte de sapiens nuestra especie podría denominarse consumista. Nuestra vida en realidad se construye con centenares de artículos que usamos a diario. Desde el reloj despertador apoyado en la mesita de noche, que nos sacudirá para que dejemos de holganacear, hasta la ropa que nos quitaremos antes de acostarnos. Un solo día en nuestra vida es como asistir a un desfile ininterrumpido de objetos. La familia humana ha creado objetos para usos prácticos, pero también ha procurado que fueran de su agrado. Ya en la prehistoria algunas vasijas habían sido decoradas con motivos para darle un toque de destinción. El arte lo consideramos una actividad desvinculada de lo práctico y más atento a los sentimientos y emociones que no a las necesidades. Sin embargo, incorporamos el arte en lo cotidiano en la medida que lo hacemos visible en una pared, en un espacio interior o exterior, en cualquier objeto a nuestro alcance. El diseño es una forma de arte; en realidad es arte aplicado a lo cotidiano, a lo práctico. El diseño contribuye a una satisfacción mayor entre el objeto y la persona. Un color relajado, una forma redondeada u orgánica, un material con buen tacto, contribuyen a que los objetos nos den vibraciones más positivas. Pero en los últimos años el diseño también ha incorporado otras formas de moldear los objetos para que estos minimicen su huella sobre el entorno. Por ejemplo, y en otras palabras, que sean reparables facilmente, que puedan separarse sus componentes para su posterior reciclaje o que aprovechen la energía solar evitando contaminación. En el siglo XXI todo diseñador consciente diseñará con integridad y sensibilidad productos, materiales o productos de servicio sostenibles que satisfagan las necesidades humanas sin acabar con recursos naturales, sin causar daños a los ecosistemas y sin restringir las opciones disponibles a las generaciones futuras. Los diseñadores pueden catalizar tendencias sociales con intereses empresariales de modo que el respeto por el medio ambiente sea incluso más lucrativo. El libro manual de diseño ecológico, aunque pueda parecer un título para expertos, es un libro para curiosos. Es un completo catálogo que recoge imágenes de más de 600 productos y 200 materiales. Objetos para vivir tales como mobiliario, iluminación, electrodomésticos, textiles y ropa, transporte, ocio y tiempo libre; objetos para la oficina, para generar energía, para construir viviendas sostenibles. En definitiva un libro para disfrutar con el diseño, para conocer objetos ecológicos curiosos o para inspirar nuevas ideas. Un catálogo lleno de fotografías con fichas que referencían bien cada uno de los productos descritos. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario