viernes, 7 de enero de 2011

EN UNA CIUDAD LLENA DE BARRERAS



El perro de asistencia, la mejor solución para un discapacitado

Vivir en una ciudad llena de barreras para quienes presentan alguna discapacidad visual, motora o auditiva, permite a una persona experimentar los riesgos de enfrentarse a la dinámica del mundo actual.
Recoger cosas del suelo, mover una silla de ruedas, apagar y encender luces, marcar una llamada telefónica de emergencia (pregrabada), emitir un ladrido de aviso o alerta, abrir o cerrar cajones o extraer algo que se le indique, abrir o cerrar puertas, o despertar al dueño son algunas de las funciones que puede realizar un canino de asistencia, alcanzando a realizar hasta una docena de tareas diferentes en un día, dependiendo de sus dificultades.
Un animal de asistencia es aquel que, tras ser sometido a un proceso de selección genético y sanitario y finalizo satisfactoriamente su adiestramiento en un centro oficialmente reconocido u homologado por un órgano competente a nivel Nacional, Estadal o Municipal con arreglo a la normativa de aplicación para la formación de animales, está destinado al acompañamiento, conducción, auxilio, cariño y estimulación psico-física de las personas con discapacidades.
Las razas más adecuadas para realizar este tipo de trabajo son los labradores, el golden retriever, el cruce de ambos, el pastor belga malinois y el pastor alemán (estos dos últimos muy apropiados para personas sordas). El proceso de selección se hace igual que para los perros-guía (preferiblemente con una línea de cría). No hay preferencias en cuanto a sexo, pero todos los perros de servicio deben ser esterilizados sea cual sea su sexo.
Los perros deben tener una conducta adecuada, por lo que es preciso que reciban un adiestramiento de obediencia adaptada al usuario. Es importante que obedezcan sin cometer fallos. Después se le enseñan las habilidades específicas procurando que el perro se divierta y le guste trabajar. Esto se consigue recompensando al perro con comida, juego, caricias, cuando realiza correctamente un ejercicio.
El periodo de adiestramiento puede durar alrededor de seis meses, incluyendo el proceso de adaptación al usuario. Este tiempo depende del perro, de las habilidades que necesite el usuario, etc.
El proceso no termina con la adaptación del perro al usuario sino que requiere unas sesiones de mantenimiento sin las cuales el perro podría ir perdiendo su eficacia. Hay dos tipos de mantenimiento: el que debe realizar el usuario solicitando conductas a su perro y premiándoselas, y el que debe llevar a cabo periódicamente el adiestrador para "afinar" al perro. Como referencia se deben hacer de dos a cuatro sesiones anuales.

Los perros de asistencia son realmente astutos, están pendientes del más mínimo movimiento de sus amos para ayudarlos y un buen adiestramiento no sirve de mucho si el usuario no sabe cómo manejar al perro.


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