La NASA acaba de confirmar el hallazgo de un nuevo exoplaneta. Se trata del más pequeño descubierto hasta ahora (apenas tiene 1,4 veces el tamaño de la Tierra, aunque es cuatro veces más masivo) y es el primer mundo rocoso descubierto por la misión Kepler, el "cazador de planetas" más avanzado puesto hasta ahora en órbita por la agencia norteamericana. Bautizado como Kepler-10b, el anuncio fue realizado ayer en el transcurso de la reunión anual de la Sociedad Astronómica Norteamericana, cuyos miembros se reunen en Washington hasta el próximo 13 de enero. El estudio se publicará en Astrophysical Journal.
Es pequeño, es rocoso y demuestra las enormes posibilidades de los instrumentos del Kepler, especialmente diseñados para encontrar mundos parecidos al nuestro. Durante su misión de tres años, Kepler estudiará sistemáticamente cerca de 150.000 estrellas parecidas al Sol.
Pero que nadie se haga ilusiones: Kepler-10b está demasiado cerca de su sol como para albergar vida. El planeta, muy parecido al nuestro en tamaño, gira muy rápidamente alrededor de su estrella, a razón de más de una vez por cada día terrestre, y se encuentra "sólo" a 560 años luz de distancia.
"Kepler-10b no está, definitivamente, en la zona habitable de su estrella tal y como la definimos -asegura Natalie Batalha, de la San Jose State University y responsable del equipo científico de la misión-. Creemos que la temperatura diurna del planeta alcanza los 1.371 grados centígrados, lo suficientemente caliente como para fundir el hierro".
Según la investigadora, y debido que el planeta muestra siempre la misma cara a su estrella, es muy posible que en su lado diurno tenga océanos enteros de roca fundida, mientras que la cara nocturna sería de roca sólida.
Esas tremendas condiciones, asegura la astrónoma, "no hacen de él un lugar demasiado agradable para que vivan organismos como los de la Tierra. De hecho, la química basada en el carbono no puede prosperar aquí. Las moléculas, incluídas el ADN y el ARN, no pueden existir en condiciones tan extremas de temperatura".
El nuevo mundo lleva a cabo una órbita completa alrededor de su estrella cada 0,84 días, y se encuentra 23 veces más cerca de ella que Mercurio de nuestro Sol.
A pesar de ello, según afirma Douglas Hudgins, científico de la misión Kepler, el hallazgo es importante incluso sabiendo que el planeta no puede albergar vida: "el descubrimiento de Kepler-10b -asegura el investigador- es un hito significativo en la búsqueda de mundos similares al nuestro. Y a pesar de que no se encuentra en la zona de habitabilidad, es una muestra muy prometedora sobre la clase de descubrimientos de los que es capaz la misión, y una promesa de los muchos que están por llegar". Se espera, en efecto, una auténtica "lluvia de anuncios" similares durante las próximas semanas.
El nuevo planeta tiene una masa 4,6 veces superior a la de la Tierra, y una densidad media de 8,8 gramos por centímetro cúbico, parecida a la que tienen las pesas de hierro de un gimnasio. Según Batalha, se han encontrado también evidencias de otro planeta alrededor de la misma estrella, pero se sabe aún demsaiado poco sobre él como para anunciarlo oficialmente.
"Se trata de un hito importante para nuestro equipo -afirma la investigadora- y pienso que también un hito importante para la Humanidad".
De Jose Manuel Nieves
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