sábado, 22 de enero de 2011


Colombia: un mundo de plantas carnívoras




Dos jóvenes armaron un muestrario de entre 3.500 y 4.000 especies de plantas carnívoras en Bogotá. Su misión: educar a niños y adultos sobre estas misteriosas especies y derribar los mitos alrededor de sus hábitos alimenticios.
Imagen de Colombia: un mundo de plantas carnívoras
La Drosera Binata, una de las especies exhibidas en el Jardín Botánico de Bogotá - AP
En el jardín trasero de una casa residencial del norte de Bogotá, Julián Gamboa y Carlos Moreno construyeron el hábitat para la colección de plantas carnívoras más grande de Colombia. Gamboa, mecánico de aviones, y Moreno, diseñador gráfico, iniciaron hace siete años el sueño de tener el mayor muestrario de plantas carnívoras del país. La colección crece día a día.

Sin ningún tipo de patrocinio, estos dos jóvenes ya tienen en sus manos 85 especies, que equivalen a un aproximado de entre 3.500 y 4.000 ejemplares. En un invernadero de 30 metros cuadrados, construido con guadua, sus ahorros y materiales reciclables, empezaron a labrar su sueño de educar a niños y adultos sobre estas plantas y su comportamiento. "El desconocimiento de estas plantas es gigantesco. Se cree que sólo existe la Venus atrapa moscas y que son inmensas", detalla Gamboa, quien sonríe al explicar que no hay plantas carnívoras devoradoras de humanos, así como tampoco sus tóxicos tienen influencia alguna sobre el hombre. "Las toxinas que emiten son en cantidades tan pequeñas que no alcanzan a tener efecto en animales calientes", advirtió Ricardo Pacheco, ingeniero agrónomo y profesional especializado en el Proyecto de Uso Sostenible del Jardín Botánico de Bogotá.

UN SUEÑO VERDE 

Gamboa y Moreno se dejaron llevar por el "amor y la pasión" por las plantas carnívoras y abandonaron sus carreras profesionales para dedicarse al cuidado y al conocimiento de estas especies. "Mi mamá no era la que cuidaba las plantas de la casa sino yo", recordó Gamboa.

Las plantas carnívoras pueden crecer en cualquier tipo de clima y pueden ser acuáticas, semiacuáticas, terrestres o epífitas (que crecen sobre otra planta utilizándola como soporte y no de modo parasitario). A diferencia de lo que se cree comúnmente, "estas plantas sólo necesitan de agua y de luz" para poder vivir, explicó Moreno.

También conocidas como plantas insectívoras, las plantas carnívoras consumen -dependiendo de su tamaño- desde pequeñas moscas y abejas, hasta lagartijas, ranas y ratas. Estos animales son digeridos como nutrientes por las matas, que habitan lugares con suelos pobres en nitrógeno, explicó Sebastián Vieira, quien desde hace 25 años, se dedica al cultivo y cuidado de plantas. "Estas plantas crecen en ambientes inhóspitos, de bastante humedad y expuestas a una intensidad lumínica permanente", observó Pacheco.

La planta más famosa es la Venus atrapa moscas (Dionaea muscipula), que tiene hojas en forma de maxilares o de boca que "se cierran en dos décimas de segundo" y atrapa fácilmente una mosca, explicó Gamboa. Según Sebastián Vieira, el precio comercial de una planta carnívora oscila entre cuatro y 400 dólares. "La más cara es la Nepenthes edwardsiana -ubicada en la Isla de Borneos- que está en vía de extinción", explicó Vieira.

APTO PARA TODO PÚBLICO

Gamboa y Moreno realizaron la primera exposición de plantas carnívoras en Colombia, en el Jardín Botánico José Celestino Mutis de Bogotá. En ella, hasta el 20 de enero, exponían plantas provenientes de Sudáfrica, México, España, Portugal, Australia, Estados Unidos, Madagascar, Venezuela y Colombia. Las plantas carnívoras "están en todas las partes del mundo", comentó Gamboa.

La planta de mayor tamaño es la enredadera Nepenthes, cuya trampa, en forma de jarro, puede llegar a medir 40 centímetros. "Esta mata se encuentra en bosques tropicales, especialmente en el suroeste asiático", agregó Moreno.

En Colombia, hay alrededor de 50 especies. La más común es la Utricularia, considerada la planta más rápida del reino vegetal debido a la velocidad de actuación de sus trampas. Según Moreno, "consume bacterias, microorganismos y, en ocasiones, larvas", al inflar unas burbujas que succionan a sus presas.

Tradicionalmente, las plantas Droseras fueron utilizadas para la fabricación de medicamentos contra la tos y el asma, mientras que en la Nepenthes, se encontraron propiedades antibacterianas y antimicóticas. "Ciertos indígenas de Estados Unidos toman ese jarabe, y éste les alivia algunas situaciones bronquiales", explicó Pacheco.

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