jueves, 20 de enero de 2011

¿CONOCE REALMENTE EL TESORO NATURAL QUE REPOSA AL SUR DE EL PAÍS ?


Amazonas: ¿Qué sabemos de nuestra riqueza?

Sobre el amazonas
Una encuesta revela que el 67 por ciento de los colombianos saben poco o nada de la amazonía.
Es imposible hablar del Amazonas en términos absolutos. En sus seis millones de kilómetros cuadrados, la vida y la muerte luchan por imponerse, tal vez como en pocos lugares del planeta.
Unos dicen con esperanza que de allí sigue saliendo el 20 por ciento del agua dulce que llega de los continentes a los océanos. Pero otros, como el Fondo mundial para la naturaleza (WWF), advierten que la selva ya no es la misma y que la tala avanza como un gigante, que cada año arrasa con el 17 por ciento de su cobertura vegetal.
Existe una mezcla de luz y sombras sobre este territorio que ha sido llamado el aire acondicionado del planeta, que incluso queda demostrada en la Encuesta de percepción Amazonas 2030, aplicada por Napoleón Franco a 1.575 ciudadanos colombianos de 45 municipios y ciudades capitales y publicada en la última semana de septiembre, quiso descubrir cuál es la imagen que la gente del común y los indígenas tienen del bosque tropical más grande e importante del mundo.
La medición fue contratada por las organizaciones Alisos y las fundaciones Gaia Amazonas, Etnollano y el Consejo empresarial colombiano para el desarrollo sostenible, que decidieron crear una alianza para monitorear las políticas y la actividad privada sobre la selva.
Ese forcejeo entre fuerzas opuestas se nota desde el principio del estudio. Por ejemplo, el 67 por ciento de los colombianos confesó que sabía poco o casi nada del Amazonas. Pero el 96 por ciento dice ser consciente de la importancia de conservarla.
Mucho más de la mitad de los entrevistados (73%) cree que por ser una selva tan lejana, poco importaría lo que pase con ella. Pero casi todos (90%), dicen que allí están nuestros más importantes recursos naturales, que deben ser atendidos con mucha más atención por el Gobierno. Por algo, cuando se preguntó qué era lo primero que pensaba cuando alguien le hablaba de la selva amazónica, la mayoría de los sondeados dijo que en animales, agua, indígenas, tranquilidad y belleza.
Y es que en este pedazo de América del Sur, que toca territorios de ocho países, hay 2.500 especies de peces, más que lo registrado en todo el océano Atlántico. Los pueblos amazónicos encuentran en sus alrededores 1.600 especies de plantas medicinales y solo en Colombia hay 7.100 especies de flora y fauna. El río Amazonas es el más largo del mundo y transporta más agua que los ríos Missouri-Mississippi, Nilo y Yangtsé juntos. Cada segundo, deposita al océano 220 mil metros cúbicos de agua.
A pesar de toda esta biodiversidad, la mitad de los encuestados (52%) dice que la mayor riqueza de la selva podría ser el petróleo y el oro del subsuelo, que podrían explotarse en un futuro.
Clave por cambio climático, pero...
Por estos días en los que el mundo discute un acuerdo para reducir las emisiones de dióxido de carbono y frenar el aumento de la temperatura promedio del planeta, la selva del Amazonas aparece como uno de los pocos 'activos' al alcance de la humanidad para enfrentar este fenómeno global y regular el clima.
Sus árboles consumen enormes porciones de calor. Ellos absorben además la energía solar, acción que causa efectos en todo el globo porque de ellos sale una quinta parte del oxígeno que necesitamos para vivir. Además, son una reserva de carbono que no se libera a la atmósfera y se mantiene concentrado en sus hojas, raíces y troncos.
Por estos servicios y por su importancia como área geográfica vital, un 90 por ciento de la gente piensa que los países desarrollados deberían pagar un 'impuesto', dirigido a los países amazónicos, que nos sirva para mantener la selva intacta. Sin embargo, a pesar de saber que debemos cuidarla, el pesimismo es mayoritario: el 77 por ciento cree que el futuro de la zona está en alto riesgo.
En esto coincide el informe GEO (Global environment outlook), hecho por el Programa de Naciones Unidas para el medio ambiente (Pnuma) y la Organización del tratado de cooperación amazónica (OTCA), según el cual la selva estaría perdida en 40 años si no hacemos nada ya. Y de un colchón verde, pasaríamos a ver islas de plantas rodeadas de caminos de tierra, carreteras o edificios.
Este diagnóstico está basado en las consecuencias de la deforestación crónica que sufre el bosque. Entre el 2000 y el 2005, la tala acumulada fue de 857.666 kilómetros cuadrados. Esto es, las dos terceras partes de la superficie de Colombia y el 94 por ciento del territorio venezolano.
Si la pérdida de bosque se acercara al 30 por ciento de la cobertura vegetal, la reducción de las lluvias sería más intensa e incrementaría las quemas dentro del área natural. Como van las cosas, según el Fondo mundial para la naturaleza (WWF), para el 2050 el bosque húmedo amazónico podría estar deforestado en un 55 por ciento y sería una sabana antes de que concluya el siglo XXI.
En la amazonía brasileña, en 30 años, la red vial se multiplicó por 10, lo que estimuló los asentamientos humanos. En Colombia, en un periodo similar, la población creció en casi un millón y hoy supera los 2 millones 300 mil habitantes. Y en toda la selva, incluyendo sus zonas de amortiguación, viven 33,5 millones de personas.
Enfrentar todas estas amenazas, a las que se suman el avance de la frontera agrícola, los cultivos ilícitos, la corrupción administrativa, la colonización y las obras de infraestructura, deben ser una política de estado para el 74 por ciento de las personas encuestadas. Aunque un porcentaje similar (61%) explica que está dispuesto a hacer aportes personales sustituyendo cultivos ilegales, donando dinero a entidades que trabajen por el ecosistema, participando en campañas y educando a los niños.
Wendy Arenas, directora de Alisos, explica que con este análisis y la campaña Amazonas 2030, se pretende evaluar constantemente la gestión de la región, como si se tratara de un proyecto como el de 'Bogotá cómo vamos', en el que la comunidad está informada sobre sus avances.
Martin von Hildebrand, director de la fundación Gaia, ha explicado por su parte que de ahora en adelante la idea será posicionar la amazonía colombiana en la agenda nacional y global por su importancia frente al calentamiento global. Promover un gobierno efectivo y transparente que dé cuenta de los resultados de su gestión en la calidad de vida de la región y promover un ciudadano más informado y activo frente al cuidado de la selva. Además, que el sector privado se involucre con su sostenibilidad. "Los próximos 20 años serán  fundamentales para cambiar el futuro", agregó.

La amazonía en cifras

- La Amazonía colombiana, ubicada en esta zona, ocupa el 42 por ciento del territorio continental nacional (483.119 km2)
- Contiene el 74 por ciento de los bosques naturales del país y está cubierta en un 85 por ciento por bosques naturales.
- El 81 por ciento (390.304 km2) está  protegida por 185 resguardos indígenas y 17 áreas protegidas.

Opinión indígena

Los indígenas piensan que las decisiones sobre la selva deben tomarse involucrando a todas las naciones a través de un organismo internacional (42%). A la mayoría le interesa el bosque, aunque el 70 por ciento dice que su situación será peor a la de hoy en 10 años.
Por Javier Silva Herrera

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