viernes, 7 de enero de 2011

Escocia desarrolla nuevo biocombustible a base de whisky



Científicos de la universidad escocesa de Napier, en Edimburgo, han desarrollado un nuevo biocombustible para automóviles a base de refinar los desechos procedentes de la fabricación de whisky.
De acuerdo con las explicaciones de los expertos, la preparación de este trago deja varios residuos, dos de los cuales son los utilizados para el combustible. Uno es la zupia de los granos de cebada y otro el residuo del líquido de las calderas de cobre.
El biobutanol, que, según los científicos genera un 30 por ciento más de potencia que el etanol, utiliza dos productos derivados de la producción de whisky.
A diferencia de lo que ocurre con el etanol, no hay que modificar los motores de los automóviles para que utilicen el biobutanol en lugar del petróleo tradicional. El biobutanol puede utilizarse también para fabricar otros bioquímicos ecológicos, entre ellos la acetona.
Los científicos, que han solicitado una patente y quieren crear una compañía para comercializar el nuevo producto, afirman haberse inspirado en un proceso desarrollado hace un siglo por Chaim Weizmann, químico de origen judío refugiado en Manchester que llegaría a ser el primer presidente de Israel.
Weizmann estudió la fermentación del butanol como parte de un programa de producción de goma sintética, y el proceso se utilizaría más tarde para la fabricación de explosivos.
“Mientras algunas compañías de energía siembran específicamente para producir biocombustible, nosotros estamos investigando los materiales residuales, como los subproductos del whisky, para desarrollarlos”, explica a los medios Martin Tangney, director del centro de investigaciones del biocombustible de la Universidad de Napier.
“Es una opción más compatible con la defensa del medio ambiente y que aprovecha una de las mayores industrias escocesas”, agregó Tangney.
El proyecto de desarrollo de ese combustible fue financiado por Scottish Enterprise, organismo de apoyo al empresariado que cuenta con la ayuda del Gobierno escocés.
Al año, la industria del whisky escocés produce 1’600 mil litros de residuo líquido y 187 mil toneladas de zupia de la cebada. Estos dos productos son materia prima para la fabricación de butanol combustible que actualmente puede mezclarse con la gasolina.
Por ahora, los estudiantes están a la espera para patentar su idea y la universidad espera formar una empresa que se encargue de producir este producto masivamente para venderlo en el mercado.
“La Unión Europea tiene el propósito de reemplazar un 10 por ciento del combustible fósil con biocombustible para el año 2020″, aseguró Lena Wilson, directora ejecutiva de Empresa Escocesa.

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