domingo, 27 de febrero de 2011


Humedal Tibanica, un ecosistema renovado
El Tibanica es uno de los 13 humedales reconocidos por la Secretaría Distrital de Ambiente en la ciudad. Su Plan de Manejo Ambiental fue el primero en ser aprobado.
Foto: Diana Corzo Arbelaez / Plaza Capital
En una fría mañana bogotana, el sonido de las aves sobresale en el humedal Tibanica, ubicado al suroccidente de la ciudad, en medio de construcciones urbanas y rurales. Algunos ejemplares de colores vistosos vuelan y se posan sobre los juncos, mientras que otras acuáticas circulan por el espejo de agua, recuperado en buena parte durante los últimos seis meses.

El humedal Tibanica, de cerca de 29 hectáreas, se encuentra rodeado por los barrios Manzanares, La Esperanza y la vereda San José de la localidad de Bosa, los cuales se han ido poblando de urbanizaciones y familias durante los últimos 20 años.

En el 2005, la Secretaría de Ambiente definió un Plan de Manejo Ambiental para el humedal (PMA), en el cual se consideró que por su valor biológico debía ser declarado como ‘Parque Ecológico Distrital Humedal Tibanica’, de manera que entró a hacer parte de las áreas protegidas por el Distrito.

Con este plan se buscó definir cuál era el estado actual del humedal y se concluyó que se encontraba “fuertemente alterado en su estructura y funcionamiento, lo que no excluye que, con un adecuado manejo podría ser restaurado para incrementar su oferta de bienes y servicios ambientales”.

Con miras a lograr una restauración pronta se establecieron las responsabilidades de las diferentes entidades competentes en la recuperación del ecosistema, entre las que se encuentran la Alcaldía de la localidad, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y las secretarías distritales de Planeación y de Ambiente.
Actualmente, el humedal cuenta con un cerramiento perimetral para su protección proporcionado por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá.
Foto: Diana Corzo Arbeláez / Plaza Capital
Bajo la administración de una unión temporal contratada por la EAAB, hace dos meses se han iniciado las obras de restauración, que se tienen prediseñadas para un período no mayor a 13 meses. Éstas incluyen planes para el mejoramiento de la calidad de agua que llega al humedal, la recuperación de predios invadidos y el restablecimiento de la flora y fauna, entre otras, como explica Sergio Rodríguez, del Programa de Recuperación Ecológica y Participativa de los Humedales de la EAAB.

Sin embargo, el que las políticas públicas de preservación se implementaran sólo a partir del 2006, no pasó en vano para el humedal Tibanica. Según la Secretaría de Ambiente, para el año 2000 el humedal correspondía a un lago de agua dulce con más de 8 hectáreas con un espejo de agua. Actualmente se presenta una disminución considerable de esto, en tanto el humedal ha sido fragmentado en tres zonas por la construcción de un carreteable que comunica con las fincas de Soacha que colindan con el humedal.

Así mismo, otros sistemas biológicos se han visto afectados, como señala Tina Fresneda, habitante de la comunidad y defensora del humedal durante más de 15 años, quien asegura que mientras hace cuatro años era posible percibir más de 300 ejemplares de alguna especie de aves durante una mañana cualquiera, hoy este número se encuentra cada vez más reducido.

La avifauna en el humedal
El cucarachero de pantano es una de las especies nativas endémicas de los humedales de la Sabana.
Foto: Diana Corzo Arbeláez / Plaza Capital
Cuando se realizó el PMA para Tibanica en el 2005, la Secretaría de Ambiente señaló la existencia de por lo menos 27 especies de aves, entre acuáticas y terrestres, reportadas para el humedal, de las cuales sólo fueron observadas 13 en un período de monitoreo de seis meses durante ese año.

Entre éstas se resaltaban el pato zambullidor, la tingua bogotana, el cucarachero de pantano y la monjita. Cada una de ellas posee características muy particulares, así, por ejemplo, la tingua bogotana, que es común en lagos y páramos, permanece oculta durante el día y sólo en horas tempranas de la mañana se acerca al espejo de agua del humedal.

Por otro lado, la monjita, cuyo hábitat natural es este tipo de ecosistema, es una de las especies más distinguidas por la comunidad cercana al Tibanica, por su color amarillo en el pecho.

En las visitas realizadas por la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO) se resaltaba la disminución de la tingua bogotana y de los cucaracheros de pantano. Con respecto a estas dos especies, que son nativas endémicas de los humedales de la Sabana, la ABO declaró que se encontraban en un alto riesgo de desaparición. El cucarachero se encontraba especialmente conservado en el humedal Tibanica con respecto a los demás humedales de la ciudad.

Fresneda, quien es también guía ambiental del humedal, resalta que cada vez hay menos aves, sobre todo acuáticas, por el estado al que se dejó llegar el espejo de agua, el cual, en noviembre del 2009 era prácticamente imperceptible en el humedal.

Pérdida del hábitat

La principal causa que la comunidad atribuye a la disminución de estas dos especies endémicas tiene que ver con la presencia de buchón, una vegetación flotante no nativa del humedal que tapiza y crece sobre el espejo de agua. Fresneda asegura que si bien existen otros factores, esta planta es la principal causante de que cada vez sean menos las aves que llegan al humedal.
Durante el año 2009, una gran parte del espejo de agua estuvo cubierta por buchón. Para los visitantes del Tibanica no era visible sino un pequeño y limitado espejo de agua.
Foto: Diana Corzo Arbeláez / Plaza Capital
Frente a esto, Maryuri Quintero, bióloga que colabora en el monitoreo del humedal contratada por la empresa que está ejecutando las obras del Plan de Manejo Ambiental (Unión Temporal Tibanica), y que además ha realizado monitoreo en oportunidades anteriores en este humedal, coincide en afirmar que la mayor problemática que existe en este momento en el humedal es la presencia del buchón en una gran parte del espejo de agua, en tanto si se pierde el espejo de agua también se perderá parte de la biodiversidad acuática característica del humedal.

“En el 2007, cuando yo conocí el humedal, no tenía casi buchón. Fue en el 2008 que se proliferó y llenó todo el espejo de agua, por esto la administración lo que ha tenido que hacer es concentrarse en la erradicación manual de esta planta”, señala la bióloga, para quien es claro que esta vegetación ha generado como consecuencia una disminución en el tamaño del espejo de agua y también de la avifauna acuática, como sucede con la tingua bogotana.

Quintero explica que este tipo de buchón surge por la contaminación del agua, que viene lleno de nutrientes y genera la proliferación de esta especie vegetal invasora, con el agravante de que si no se realiza un mantenimiento constante puede llegar a colonizar todo el espejo de agua.

Sin embargo, Rodríguez, el biólogo marino que coordina en el Acueducto el tema de los humedales, es enfático al resaltar que el buchón no es una problemática grave del humedal. Para él, “aunque sí tiene un efecto en las especies que utilizan espejo de agua, no tiene un efecto en las especies que no lo utilizan. Por eso lo que la gente cree que ‘si el humedal se llena de buchón se acaba’, no es del todo cierto, porque éste sirve para mejorar la calidad de agua en tanto es una de las plantas que retiene mayor cantidad de nutrientes y sirve de alimento a las demás aves”.

Recuperando el ecosistema

Rodríguez, a diferencia de la bióloga que realiza el monitoreo, considera que la tingua es una especie que puede sobrevivir aunque esté la especie vegetal invasora en el espejo de agua. Para él, si bien se debe desmitificar el buchón como el fin de un humedal, también es necesario que en cada uno de esos ecosistemas se controle para que no invada todo el espejo de agua.
Gracias a la Administración y a las acciones de las diferentes entidades responsables, hoy el espejo de agua recuperado ha vuelto a ser hábitat para las diferentes aves acuáticas que habitan el humedal.
Foto: Diana Corzo Arbeláez / Plaza Capital
“Se debe controlar a través de un manejo adecuado, sectorizando el cuerpo de agua y permitiendo al buchón crecer hasta cierto punto que cumpla su ciclo de vida y que mejore la calidad de agua, pero evitando que vaya al fondo cuando se muera. Así también le está cumpliendo una función al humedal”, señala.

Aunque es cierto que el hábitat para la avifauna se ha degradado respecto a sus condiciones iniciales en este humedal, debe reconocerse que el trabajo que ha realizado la administración durante los últimos seis meses ha permitido una recuperación amplia en el espejo de agua, necesario para que las aves netamente acuáticas puedan seguir habitando el ecosistema.

Si bien sigue estando en discusión la disminución exacta que han sufrido las especies de aves endémicas de Tibanica, los monitoreos realizados por la ABO, la administración y la empresa interventora demuestran que la población ha fluctuado bastante, aunque, como explica Rodríguez “pueden haber mil razones alrededor, que hacen que una especie disminuya su población”.

Esto sucede especialmente en el caso de cucarachero de pantano. Según la ABO, esta es una especie muy territorial que pese a la intervención de su ambiente no lo abandona fácilmente, por lo que, explica Rodríguez, “uno esperaría que mientras que de 2006 a 2010 se han frenado muchas de las problemáticas que habían antes, la población debería ir en aumento, pero su comportamiento es algo que aún no se ha podido explicar”.
El Acueducto tiene muchas expectativas sobre los resultados que tendrá la obra que ya se comenzó. Sin embargo, aún falta una importante erradicación de buchón de agua.
Foto: Diana Corzo Arbeláez / Plaza Capital
A través de la Administración se ha logrado una recuperación importante del espejo de agua, gracias a la extracción de esta vegetación acuática invasora. Con las obras vigentes que realiza la empresa interventora contratada por la EAAB, la primera actividad que se desarrolla es extraer la totalidad o al menos un 80% del buchón.

Sin embargo, existe preocupación por algunos miembros de la comunidad ya que hace un mes se terminó el convenio de administración y dadas las limitaciones de la ley de garantías, aún no se ha podido reactivar la administración y como consecuencia de esto se han detenido algunas actividades, como las jornadas de limpieza, indicó la bióloga Maryuri Quintero.

Frente a esto, el Acueducto señala que se mantienen algunas de las actividades: “a pesar de que se acabó el convenio mantenemos vigilancia permanente y tenemos también las obras de restauración ejecutándose. Hay maquinaria trabajando, hay vigilancia y está el contratista también pendiente y hay un equipo de trabajadores, entonces no se deja solo el humedal”, afirmó Sergio Rodríguez.

En Tibanica hoy es posible observar algunas de las especies más características de los humedales distritales. Para la comunidad, no son tantas como al comienzo de esta década, cuando las condiciones del humedal eran mucho mejores. Sin embargo, son más que las que habitaban el ecosistema cuando no había administración, entre el año 2008 y 2009. Por esto, el Acueducto y la empresa interventora, resaltan que con las obras que se están realizando se ha logrado y se seguirá logrando recuperar gran parte de la biodiversidad del ecosistema que se ha podido ver afectada tras el abandono en el que se encontró durante mucho tiempo.

Diana Corzo Arbeláez
Plaza Capital

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