miércoles, 28 de septiembre de 2011

AURORAS BOREALES.


CIRA MOROTE MEDINA Es alucinante". Una expresión que lo dice todo... más si la dice un científico. Esta frase describe la sensación de Miquel Serra-Ricart, del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), ante el hermoso espectáculo de la aurora boreal. El investigador será el coordinador de la expedición Shelios 2011, que observará este fenómeno producido por el sol desde el sur de Groenlandia, entre los días 21 y 29 de agosto. Quienes no quieran perdérselo, podrán seguir una retransmisión que se hará en directo por internet.

Serra-Ricart recuerda que sólo desde los casquetes polares de nuestro planeta se observan las auroras boreales y australes, un fenómeno astronómico espectacular que aparece ante nuestros ojos como cortinas luminosas de tonalidades diversas y cambiantes. Este año, igual que ya ocurrió en el año 2000, en el que ya se llevó a cabo esta experiencia, se registra una mayor actividad solar, por lo que es un momento ideal para observarlas. "No sabemos por qué el sol tiene fases de distinta actividad, es una de las preguntas que están abiertas en la astrofísica actual. Lo único que está constatado es que tiene periodos de mayor actividad y que se suceden en intervalos de once años", señala el científico. Estos cambios se conocen porque cuando hay un aumento de actividad aparecen más manchas en la superficie del astro.

Las auroras polares se producen cuando partículas muy energéticas originadas en el Sol (viento solar) alcanzan la atmósfera de la Tierra. La entrada de estas partículas está gobernada por el campo magnético terrestre y por ello sólo pueden penetrar por el Polo Norte (auroras boreales) y el Polo Sur (auroras australes). "La emisión de luz se produce en la alta atmósfera, entre 100 y 400 kilómetros, y se debe a los choques del viento solar, compuesto esencialmente por electrones, con átomos de oxígeno, lo que origina los tonos verdosos que son los más comunes", explica Serra-Ricart.

Lo de los colores tiene su explicación. "Las hay de todo tipo de colores. Principalmente verdes, pero también rojas, azules, amarillas, naranjas. Eso se debe a dos elementos atmosféricos, el oxígeno y el nitrógeno. El viento solar hace que los electrones entren por los polos y en la alta atmósfera, a partir de los 400 kilómetros, se encuentren con átomos de oxígeno, que los frenan. En ese frenado, el oxígeno absorbe el electrón, pero lo tiene que reemitir de alguna forma para estar en equilibrio, y lo hace en forma de fotón, de luz, y esa luz, primero es roja y luego, un poquito más abajo, es verde. Lo que pasa es que nuestro ojo no es muy sensible al rojo y sólo se ve en fotografías. Luego, a partir de los 100 kilómetros entran en acción moléculas de nitrógeno que dan tonos azules y rosados", indica.

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