El 4 de Octubre, ha sido instituído para la celebración del Día Mundial del Animal, en conmemoración del Santo Francisco de Asís, considerado como el primer humano que se concibió a sí mismo en relación con todas las cosas creadas, y que consideraba, sin importar la diferencia, que todos somos criaturas de Dios incluyendo en esto toda la realidad animada e inanimada.
El propósito central de esta fecha es recordar la importancia de las otras especies animales con quienes compartimos el planeta, quienes las más de las veces son víctima de nuestro egoísmo y crueldad. Sin embargo, a través de la educación y la difusión de las actividades de los defensores de los animales, se intenta crear una nueva cultura del respeto y sensibilidad, en la cual afortunadamente cada vez más gente intenta en la medida de sus posibilidades, hacer de este mundo un sitio más justo para todos.
El regalo que puedes hacer a nuestros pares, los animales no humanos, es hacerte VEGANO.
Otorgales igualdad, respetalos.
En un día como hoy, nacía Francisco de Asís, parte del santoral de la religión católica y tenido como patrono de la Ecología. Él, junto a Martín de Porres*, tuvieron una mirada compasiva hacia los animales, conjuntamente, con todas las criaturas de la naturaleza. Si bien, su pensamiento no es preámbulo del abolicionismo hoy, sí destacamos el primer acercamiento que desde el catolicismo, hubo hacia los no humanos. Para Francisco, los animales eran sus hermanos. La suya, fue una mirada compasiva.
Hoy necesitamos una mirada empática, tal como dijo Ana María Aboglio en la conferencia que tuvo lugar en el Colegio de Abogados de Mendoza el pasado sábado 2 de octubre. Es tiempo de recuperar, o tal vez reconciliarnos, con nuestra animalidad, para entonces ver a los no humanos con otra mirada. Desde esa otra mirada, nace intuitiva y a la vez, lógicamente, el veganismo.
Francisco, pidió amor para todos los seres que pueblan el mundo. El amor, mientras más idealizado, es un don de dioses. El veganismo abolicionista, pide un mínimo de respeto. De hecho, el amor, tan abstracto como ambiguo, puede verse ejemplificado claramente en la frase “Amas a unos, comes a otros*”. El amor de la doctrina franciscana, proviene de un Dios creador y por ello, es parte del discurso teocéntrico. No enfoca en la capacidad de sentir de nuestros compañeros en la existencia y por ello, está en pos del uso de animales. Nuestra posición, sostiene que todos los animales, humanos y no humanos, sentimos por igual y tenemos deseos de vivir nuestras vidas, para sí mismos. Ésta es una ética amplia y abarcativa, pues tanto quien crea en la existencia de la divinidad, como quien no, se ve incluido en la práctica abolicionista.
Los no humanos no necesitan que les demos nuestro cariño como una dávida, como limosna. Ellos tienen derecho al respeto de su sintiencia y sus deseos de vivir, libres. Especialmente ellos son sujetos y no objetos. Cada animal es alguien que no debe ser reducido a algo.
De la época de Francisco hasta ahora, la posibilidad de ser vegano está cada día más cerca de todos y cada uno. Todos los que podemos elegir qué comer, podemos elegir ser veganos. Sin la consideración que nace de reconocer a los animales como seres y no propiedades, no hay derechos… Hay auge en las medidas de bienestar que mitigan el sufrimiento innecesario para seguir usando animales, como hicimos (y hacemos) con las formas de esclavitud humana. Ningún sufrimiento es necesario para ningún animal, salvo para su explotador. Ni hay bienestar cuando la vida está confinada.
No todo lo que parece es, y como dijera Saint Exúpery, lo esencial, es invisible a los ojos. Por ello, invitamos a poner en juego nuestra capacidad de empatizar con nuestra capacidad de razonar. Así veremos que mucho de lo que se pregona como derechos de los animales, son maneras de dilatar la acción. No hay explotaciones humanitarias. Tampoco hay buen trato (buen uso) de animales. Ellos nos piden libertad. Y en esa liberación, está incluida la liberación humana.
Para todos quienes luchamos por la abolición de todas las formas de esclavitud, conmemorando a Francisco de Asís, estas sencillas palabras a él atribuidas. En ellas, Dios, para los no creyentes, es el impulso de la voluntad y la obediencia a un deber de la conciencia. “Oh Señor, haz de mi un instrumento de tu paz… haced que yo no busque tanto: A ser consolado, sino a consolar. A ser comprendido, sino a comprender. A ser amado, sino a amar”. Éste es el camino del activista, el de la resistencia.
*Martín de Porres: ”La caridad de Martín no se circunscribía a las personas, sino que también se proyectaba a los animales, sobre todo cuando los veía heridos o faltos de alimentos. Tenía separada en la casa de su hermana un lugar donde albergaba a gatos y perros sarnosos, llagados y enfermos”.
* Amas a unos y comes a otros.
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