En cuanto a los alimentos, nos recomiendan consumir ingredientes cultivados lo más cerca posible del lugar en el que nos encontremos, para reducir el transporte implicado en traerlo a nuestra mesa con sus consecuentes emisiones de CO2, a la vez que apoyamos la producción en nuestra localidad.
Como siempre comentamos en Amor Maternal, lo ideal es consumir alimentos frescos y naturales. Mejor si es de producción ecológica u orgánica.
Conviene también comprar productos, siempre que sea posible, a granel para evitar el exceso de envases y envoltorios que muchos supermercados utilizan.
Podemos procurar también servir comidas con abundantes verduras, legumbres y frutas, reduciendo el consumo de carnes y pescados.
En caso de comer carne, siempre será mejor la que cumpla con la certificación ecológica correspondiente. Los huesos que queden tras cortar la carne y servirla harán un delicioso caldo casero, sano y libre de glutamato monosódico de orígen químico.
Si vamos a comer pescado, es conveniente revisar la Lista Roja de Greenpeace a fin de asegurarnos que no sean cultivados ni pescados de manera insostenible. Será siempre mejor, escoger pescados salvajes y evitar los pescados inmaduros.
Es recomendable evitar los langostinos en la medida de lo posible ya que su producción es bastante dañina, sea la de pesca salvaje porque afecta a muchas especies que son descartadas durante la pesca con redes, o la de acuicultura porque devasta los manglares.
Como hemos comentado en nuestro artículo sobre el Boicot a Nestlé, debemos asegurarnos de no comprar productos transgénicos, para ello es muy útil consultar la Guía Roja y Verde de Greenpeace. En líneas generales, todos los productos de Nestlé, al igual que todas sus submarcas y la marca Kelloggs contienen transgénicos por lo cual conviene evitarlos.
Cuando hagamos la compra, podemos llevar bolsas de tela, o un carrito plegable. A mi particularmente me va bien llevarme el carrito del super a casa, con Sam sentadito dentro y devolverlo luego de guardar las compras.
Finalmente, lo que nunca falta en la mesa de fin de año son las uvas. Para mi sorpresa (no sabía ni que existían), el año pasado vi uvas enlatadas en porciones de doce justamente. Aunque parece conveniente tener una latita para cada comensal, esto produce muchos residuos, además que la fruta envasada no será igual de beneficiosa para el organismo que una fruta fresca. Así que mejor comprarlas a granel, lavarlas, pelarlas y sacarles las semillas a las de los niños, y servirlas en copas individuales :)
Yo añadiría algunos consejos en cuanto a la decoración, los regalos y la celebración en sí:
Usar un pino artificial para decorar y reutilizarlo año tras año.
Fabricar decoraciones caseras, ecológicas con materiales biodegradables o reciclados.
Evitar los centros comerciales a horas pico y no dejar a la vista los catálogos que envían las tiendas a casa para no caer en compras compulsivas.
Procurar comprar cosas necesarias, útiles y lo más ecológicas posibles.
A los niños podemos regalarles juguetes hechos en casa, ecológicos. Sobre todo si son pequeños, enseñarles a apreciar las cosas hechas a mano y que respetan el medio ambiente.
Evitar los envoltorios excesivos, al igual que para la comida.
Procurar comprar papel de regalo reciclado y decorar con cintas de tela.
Tener cuidado de separar adecuadamente los resíduos luego de reuniones familiares. De esta manera, si hemos envuelto los regalos, podremos reciclar el papel.
Usar productos ecológicos para la limpieza tras las cenas familiares.
Recuerda que los mejores regalos de la vida no son cosas materiales :)
¿Y ustedes? ¿Leen bien las etiquetas antes de comprar alimentos? ¿Tienen algún consejo más para tener una navidad ecológica y sostenible?
Leer más: http://www.amormaternal.com/2010/12/greenpeace-espana-navidad-sostenible.html#ixzz1h14V8Ufj
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